21 agosto, 2017

Después de toda tormenta
llega la tan ansiada calma,
descalza y sin aviso, toma posesión 
de la habitación principal.
En medio de un puñado de nombres
resuena el tuyo...
y a la calma le sucede la alegría.

Israel cierra los ojos
y respirando profundo, 
promete disfrutar sin recelar tanto.
Amar hondo y libremente...
¿hasta que duela?
Puede ser...
Pero el jilguero quiere esta vez 
sonreír más y renegar menos.

Tiene las alas ansiosas
y el corazón dispuesto...
la mente sigue cansada aún...
Pero el espíritu y el cuerpo
pesan 23 lunas menos.

Esta vez los violines tocan a Antonio
y con la primavera, renace la esperanza...
Soñar no cuesta nada

2 comentarios:

Belu dijo...

Es hermoso leer lo que escribis. Me llega directo al alma y puedo ver sin interferencias la tuya tan noble y pura. Admiración profunda es lo que siento

Analía dijo...

que lindo! Justo vengo a leer hoy, y te comparto un "recuerdo" de hace 4 años en mi blog, en esta sintonía:

http://levantarlamirada.blogspot.com.ar/2013/09/no-hay-suenos-imposibles.html

Abrazo grande y soñador!! Que estes muy bien!