21 agosto, 2017

Después de toda tormenta
llega la tan ansiada calma,
descalza y sin aviso, toma posesión 
de la habitación principal.
En medio de un puñado de nombres
resuena el tuyo...
y a la calma le sucede la alegría.

Israel cierra los ojos
y respirando profundo, 
promete disfrutar sin recelar tanto.
Amar hondo y libremente...
¿hasta que duela?
Puede ser...
Pero el jilguero quiere esta vez 
sonreír más y renegar menos.

Tiene las alas ansiosas
y el corazón dispuesto...
la mente sigue cansada aún...
Pero el espíritu y el cuerpo
pesan 23 lunas menos.

Esta vez los violines tocan a Antonio
y con la primavera, renace la esperanza...
Soñar no cuesta nada