25 julio, 2006

Morir de pie, pero dando a luz


Era un día distinto:
el sol alumbró a Israel con otra intensidad
y tantas lunas rumiando un sueño
decidió soñar despierto
y no cerrar los ojos mientras cabalgaba.

Se irguió entre el revoltijo de su vida
y miró el reloj
y luego al teléfono
y casi sin pensar
saltó con un solo paracaídas en su mochila.

Por primera vez en su complicada existencia
tomó su corazón, lo miró y sintió que respiraba libre
se aseguró de que andaba bien
y resolvió darlo en ofrenda, animal pero libre.
Elección, ¿rápida? Al fin tomada.

Bañó sus restos, los vistió y los perfumó
peinó los prejuicios hacia el costado
y haciendo su mayor esfuerzo
le sonrió a los miedos.

Tomó su guitarra, un billete, su humanidad toda
y con las esperanzas colgadas al hombro
abandonó la seguridad del nido
y cabalgó hacia la tierra,
con las estrellas de aliadas en su espalda.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Mientras iba caminando por el mundo
llovía, lento pero esta vez se mojaba
sus pasos no coordinaban
con el ritmo de su decisión
y su alma se movía nerviosa:
luego de mucho tiempo tomaba las riendas de nuevo.

Y la vio y cayó en la cuenta de su entrega
y su órgano vital lo confirmó:
¡y todo por un amor de un puñado de meses
con esencia a incontables añoranzas!

La guió hasta lo más profundo de su ser
y la hizo sentar en el medio
le cantó de frente, despierto, sin pestañear
la miró a los ojos y le entregó su alma
disfrazada de rojo, cubierta de pétalos.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Pero ella no respiraba con su mismo ritmo
ni suspiraba con las mismas estrellas.
La ofrenda se sintió estéril
y se desangró con sus propias espinas
antes de que Israel cayera en la cuenta.

Hubo un momento de silencio
incómodo presente, futuro anochecido.
Las palabras que flotaban, cayeron al suelo
y se hundieron en un pozo
fueron enterradas, al lado de las esperanzas.

Entonces el mundo dejó de girar
y todo se derrumbó en un soplo
sin más estrépito que el aleteo de una paloma
pero con la certeza de un disparo en los cimientos.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Pero la inercia colaboró
e Israel se mantuvo de pie
pero, como algún poeta descubrió alguna vez,
estaba muerto:
un árbol que erguido, muere de pie.

Y a pesar de todo
todavía conservaba su guitarra
y la música que dormitaba en su garganta.

El alma había crecido esa tarde
y no sólo afianzado más sus raíces a la tierra,
sino que las ramas eran más firmes
las hojas más verdes
y la sombra, más larga.

Y en el medio de un viento frío,
un capullo estallaba, testigo fiel,
y al instante maduraba un fruto.
Israel lo vio crecer y tomar forma:
lo bautizó Valor.


Buenos Aires (hay viento, y ahora se intuye de dónde sopla)

19 julio, 2006


Levanto la mirada
no puedo parpadear:
tienen vértigo mis ojos
de que los prives de vos.

Pero incluso estando cerrados
puedo bosquejar tus contornos e inmortalizar
hasta tus más imperceptibles gestos,
recostarme en tu aroma
y aferrarme a tus cadencias.

Cae, sí, está pintando de maduro
aunque está dando muchas vueltas,
me están mareando las cuatro letras.

Y mientras sopla el viento del sur afuera
la tormenta ofrece tregua.
Aprovecho para respirar profundo
por las dudas que la vida me deje sin aire.

Cansado estás, jinete
de volar entre nubes
y escuchar el sonido de arpas
sin poder ver al ángel de frente.

¿Será que te falta coraje
o te sobran escrúpulos
para sacudir el polvo
de ese, tu corazón postergado
y dejar fluir a la vida
estancada en el cuenco
de un par de manos tímidas?

Agua, bruma, nubes, lunas...
sin embargo,
el sol siempre sale.

Buenos Aires (días nublados, miembros entumecidos pero las ideas cual amanecer de julio: frescas, sí, aunque más nítidas)

01 julio, 2006


Esta noche vi a Israel:
estaba gris, chato, mudo
parecía sorprendido por la vida
hablando solo en un rincón.
Insano, se mecía y desvariaba
soportaba en sus pies
el peso de todo un cuerpo.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~

Seguía hundiéndose
en un mar de rostros ausentes,
ahogado entre voces confusas
algunas conocidas pero heladas,
otras nuevas aunque enredadas,
otras, amigas casuales,
fugaces, miradas bizcas.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~

Palabras lábiles, tibios consejos
perspectivas tan distintas,
ojos fogosos, pasional efecto...
ojos cabizbajos, ayuda inútil,
horizontes diluidos.
Desesperación...

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Israel erraba en tierras subterráneas
mientras contemplaba su vida
evaporándose bajo el sofocante
paso inexorable del tiempo.
Asfixiado, pensó en bajarlos:
le dolían el esfuerzo de sostenerlos solo.
Sus afectos pasaban a su lado
casi rozando su incapacidad
y cerrando los ojos, seguían cantando.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~

"Preferible recostarse
y apagar la luz..."
El río, a pesar de su turbulencia
tal vez refleje la luna
o tal vez no...

Buenos Aires (todo un país nublado, toda una nación sin consuelo. Israel, uno más)