10 noviembre, 2009

Silencio cobarde... o prudente espera



¿A dónde emigran los sueños?
Ayer eran el eje de esta rueda
hoy no quedan ni los caballos.
Carro desvencijado,
integridad pulverizada.

Polvo:
sustancia espuria, elemental,
intrascendencia olvidada por el ser,
ser abortado
que nunca logró fundirse con el agua.

Viento:
enemigo de la sustancia cobarde,
emisario de la transitoriedad,
amigo del destino.

Agua:
cambio constante, angustia de lo informe,
sed de lechos y pendientes,
enemiga de rocas y materia muerta,
vida cansada de luchar contra el fuego.

El último:
combustión de deseos no concretados,
hambre voraz, ambicioso elemento,
autor del firmamento,
padre del calor.

Amanecer de una muerte anunciada,
ocaso de un paño que nunca logró ser cuadro.
Durmientes cuajados de vías
que se oxidaron antes de soportar
el peso de un tren que nunca logró partir
y que quedó a medio camino,
cargado de madera muerta.

Buenos Aires, a 6 meses de conocer al amor gemelo, pero sin saber qué hacer
(prurito por el parásito que no deja de consumir la poca vida que queda dentro de la montaña de polvo)

No hay comentarios.: