05 febrero, 2006

Caminando cuando la noche se acerca

Debajo de las ramas
de temores enredados
camino, me arrastro.

Pies de plomo
hombros caídos
mente nublada.

Vista difusa
ánimos devaluados
brazos cansados, inertes cuelgan.

Desierto verde que se mece alrededor
sol tácito
brisa muda, áridos rasgos.

Camino largo y sinuoso
susurros, en cada recodo
¡Y pasos!

"No volver la mirada"
finjo no escucharla.
No puedo.

Su dedo se posa en mi corazón
me señala,
horada mi profundidad
repite el mismo salmo gastado.

Ya ni mi sombra me acompaña,
mis piernas dudan.
Pero no.
¡No puedo detenerme!

Estoy a su merced
solo, otra vez.
conciencia enfermiza
Voluntad que agoniza
oscuridad creciente, inminente.

Luces tímidas, lejanas
única esperanza.

¡Ya llega!

Es la noche del alma.

(Jinete de estrellas,
en un atardecer gris)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta San Juan de la Cruz pasó una oscura noche del alma... Quien lo desee de corazón, podrá retornar a la luz!
Tu poema es bellísimo!!!
Te dejo un abrazo fuerte!!

Anónimo dijo...

holaaaaaaaaaaaaaa nikinnnnn!!! soy sandrus jajajajja besote