13 septiembre, 2016

Ropa ajustada pero a la moda

Cuando se descongelan los sueños
y se pone el HORNO a andar
cuando se amasa la vida,
se necesita tener a mano

AGUA templada:

no sirve muy caliente...
quema, asfixia y sofoca...
tampoco helada... sino agradable al tacto.

Las 3 damas de blanco:

HARINA... finamente molida 

con humildad y la paciencia
de todos los ceros a cuestas,
con pureza, no pálida, sino blanca.

SAL... eso que le da personalidad,
lo cotidiano, pero que si falta, falta todo.

AZUCAR... pizca, pequeña pero suficiente.

MANTECA O GRASA... aquello terrenal

aquello que no nos enorgullece,

pero que convive con lo virtuoso.

Y una de las esenciales...

LEVADURA. Si es fresca, mejor...
...vida sensible al calor y al oxígeno,
capacidad de multiplicar lo bueno,
de creer que se puede,
de hacer crecer.
Y para ir promediando...

MANOS... cálidas, dispuestas.
Sensibles a la humedad...
Empáticas a las texturas...
Ágiles, inquietas, ociosas.
Flexibles a los cambios de humor,
Atentas a los cambios de forma.

TIEMPO y PACIENCIA...
Soldados aliados, incansables...
Y luego de las temperaturas extremas
de la increíble alquimia de los elementos
nace este amor...

Concebido antes de entreverarse rostros
precalentado los corazones
predispuesta la sangre, líquido vital
para que se mezclen
esencias, sabores
nutridos de colores y aromas,
fermentando así un amor,
el NUESTRO,
cuidadosamente amasado,
esperado pacientemente que crezca,
que madure y se fortalezca,
ganando elasticidad y forma.
Y luego de casi 12 meses...
nos sentemos a nuestra mesa
y brindemos, riendonos, cómplices
sabedores de que esta aventura
recién comienza.
Feliz casi 12 lunas,
Lux de mis ojos.
Mi amor.

Buenos Aires, a 2 semanas de decirte: Feliz aniversario, amor mio...

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