23 marzo, 2006

Polifonía de nombres, caducos y perennes


El tiempo pasa
y muchas cosas, a mi también
cuesta reconciliarse con dos décadas
Vivir no es un cuento
ni cuento con que mi vida sea un poema.

Camino sinuoso, pendientes
curvas peligrosas, peligro de desbarrancarse
colinas, conquistadas o que entierran con sus avalanchas
efímeros aunque esenciales tramos rectos.

Pozos, baches, piedras, guijarros o montañas
desvíos, obligados ¡cuándo no!
tropiezos y caídas del alma.

Manos, brazos, corazones generosos...
no siempre...

Separarse del suelo, corriendo ¡muy rápido!
Volar... pero muy lejos,
caras desconocidas, voces extrañas...
alienarse...

Y a veces, la providencia hace llover,
rocío de nombres.
No a menudo son conjuntos de símbolos:
cobijan el alma, en cambio.
No siempre un espacio automatizado en la memoria,
sino un nido de cálidos e irrepetibles gestos.

Raramente sonidos que aburren y hieren,
sino coro de silencios armoniosos y manos oportunas que sostienen.

Ojalá todos fueran fuegos incadescentes,
árboles perennes, raíces perpetuas.
Así serían inmortalizados en la roca más dura
por la mano firme del nombrado
alianza imperecedera con el nombrante.


Buenos Aires

(cuando algunos nombres se ponen rancios)

3 comentarios:

Cazadora de almas dijo...

Realmente bueno!

Besitos!

blankutxi dijo...

Increible e impresioanate el arte que tienes.
Haces poesía de partiendo de cualquier cosa!

WALDE dijo...

"...cuesta reconciliarse con dos décadas..."
Cuántas cosas dispara una frase así por estos días!...