18 diciembre, 2010

Perfume y promesa


Bajo tenues certezas recuesta su humanidad
en un colchón de promesas,
cansado de viajar al norte, sin nieve
pero con el pecho frío
y congelado el tiempo,
y peinándose los sueños, 
conversa con sus fantasmas,
recuerdos de espectros 
que sólo acumularon lágrimas y sombras.
Sombra de lo que fue,
vestigios, jirones de un retrato...
¿fingido? ¿sentimientos de publicidad?
¿amistad con derechos?
¿show para red social?
¿amor prostituido por la aversión a la soledad?
Necesidad de retornar a su centro. 

Mientras sus amigos envejecen,
sus plantas florecen para luego marchitarse
agobiadas por el calor del tiempo 
que pasa sin detener su marcha, 
aplastando segundos, desgastando relojes acelerados. 

Mueren sus cabellos, y se vuelve blanco su lienzo
cae estrepitosamente su orgullo
al ritmo de sus derrotas.
Se sumerge en el barro descompuesto
repleto de gusanos que querían ser mariposas
pero que viven de recuerdos, 
parasitando la voluntad, succionando la vida
reptando entre escombros de una película sin final.

Pasado que huele a rancio
presente que se orea al sol del mediodía,
sueños que fermentan con levadura vencida,
día húmedo, calurosa madrugada 
de un día casi veraniego
perezoso silencio asesino de insectos.

Deseos hiperactivos,  piel exhausta de 
presentir caricias que no logran hechar raíces.
Sentidos que se desviven por sentirse vivos... 
siempre lo mismo...

Israel vive en un mundo en el que solo SIENTE
siente que vive pero...
¿vive? ¿o sólo respira mientras parapadea
dejando pasar la vida? 
Anestesia, postergación, prejuicio, miedo.
¿Y el coraje? Se adeuda...

Cadencia de una historia conocida, 
mismo principio, final predecible. 
¿Y el amor? De duelo.
Dualidad enferma.
Voluntad torcida por las mismas manos.
Horizonte nunca más incierto.  

Lo único que queda es su perfume,
y la promesa de una nueva primavera.

Bs. As., diciembre caluroso y húmedo (con el corazón repartido y las estrellas a la expectativa)