Era un día distinto:
el sol alumbró a Israel con otra intensidad
y tantas lunas rumiando un sueño
decidió soñar despierto
y no cerrar los ojos mientras cabalgaba.
Se irguió entre el revoltijo de su vida
y miró el reloj
y luego al teléfono
y casi sin pensar
saltó con un solo paracaídas en su mochila.
Por primera vez en su complicada existencia
tomó su corazón, lo miró y sintió que respiraba libre
se aseguró de que andaba bien
y resolvió darlo en ofrenda, animal pero libre.
Elección, ¿rápida? Al fin tomada.
Bañó sus restos, los vistió y los perfumó
peinó los prejuicios hacia el costado
y haciendo su mayor esfuerzo
le sonrió a los miedos.
el sol alumbró a Israel con otra intensidad
y tantas lunas rumiando un sueño
decidió soñar despierto
y no cerrar los ojos mientras cabalgaba.
Se irguió entre el revoltijo de su vida
y miró el reloj
y luego al teléfono
y casi sin pensar
saltó con un solo paracaídas en su mochila.
Por primera vez en su complicada existencia
tomó su corazón, lo miró y sintió que respiraba libre
se aseguró de que andaba bien
y resolvió darlo en ofrenda, animal pero libre.
Elección, ¿rápida? Al fin tomada.
Bañó sus restos, los vistió y los perfumó
peinó los prejuicios hacia el costado
y haciendo su mayor esfuerzo
le sonrió a los miedos.
Tomó su guitarra, un billete, su humanidad toda
y con las esperanzas colgadas al hombro
abandonó la seguridad del nido
y cabalgó hacia la tierra,
con las estrellas de aliadas en su espalda.
~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Mientras iba caminando por el mundo
llovía, lento pero esta vez se mojaba
sus pasos no coordinaban
con el ritmo de su decisión
y su alma se movía nerviosa:
luego de mucho tiempo tomaba las riendas de nuevo.
y con las esperanzas colgadas al hombro
abandonó la seguridad del nido
y cabalgó hacia la tierra,
con las estrellas de aliadas en su espalda.
~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Mientras iba caminando por el mundo
llovía, lento pero esta vez se mojaba
sus pasos no coordinaban
con el ritmo de su decisión
y su alma se movía nerviosa:
luego de mucho tiempo tomaba las riendas de nuevo.
Y la vio y cayó en la cuenta de su entrega
y su órgano vital lo confirmó:
¡y todo por un amor de un puñado de meses
con esencia a incontables añoranzas!
y su órgano vital lo confirmó:
¡y todo por un amor de un puñado de meses
con esencia a incontables añoranzas!
La guió hasta lo más profundo de su ser
y la hizo sentar en el medio
le cantó de frente, despierto, sin pestañear
la miró a los ojos y le entregó su alma
disfrazada de rojo, cubierta de pétalos.
~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
Pero ella no respiraba con su mismo ritmo
ni suspiraba con las mismas estrellas.
La ofrenda se sintió estéril
y se desangró con sus propias espinas
antes de que Israel cayera en la cuenta.
Hubo un momento de silencio
incómodo presente, futuro anochecido.
Las palabras que flotaban, cayeron al suelo
y se hundieron en un pozo
fueron enterradas, al lado de las esperanzas.
Entonces el mundo dejó de girar
y todo se derrumbó en un soplo
sin más estrépito que el aleteo de una paloma
pero con la certeza de un disparo en los cimientos.
~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~
y la hizo sentar en el medio
le cantó de frente, despierto, sin pestañear
la miró a los ojos y le entregó su alma
disfrazada de rojo, cubierta de pétalos.
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Pero ella no respiraba con su mismo ritmo
ni suspiraba con las mismas estrellas.
La ofrenda se sintió estéril
y se desangró con sus propias espinas
antes de que Israel cayera en la cuenta.
Hubo un momento de silencio
incómodo presente, futuro anochecido.
Las palabras que flotaban, cayeron al suelo
y se hundieron en un pozo
fueron enterradas, al lado de las esperanzas.
Entonces el mundo dejó de girar
y todo se derrumbó en un soplo
sin más estrépito que el aleteo de una paloma
pero con la certeza de un disparo en los cimientos.
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Pero la inercia colaboró
e Israel se mantuvo de pie
pero, como algún poeta descubrió alguna vez,
estaba muerto:
un árbol que erguido, muere de pie.
Y a pesar de todo
todavía conservaba su guitarra
y la música que dormitaba en su garganta.
e Israel se mantuvo de pie
pero, como algún poeta descubrió alguna vez,
estaba muerto:
un árbol que erguido, muere de pie.
Y a pesar de todo
todavía conservaba su guitarra
y la música que dormitaba en su garganta.
El alma había crecido esa tarde
y no sólo afianzado más sus raíces a la tierra,
sino que las ramas eran más firmes
las hojas más verdes
y la sombra, más larga.
y no sólo afianzado más sus raíces a la tierra,
sino que las ramas eran más firmes
las hojas más verdes
y la sombra, más larga.
Y en el medio de un viento frío,
un capullo estallaba, testigo fiel,
y al instante maduraba un fruto.
Israel lo vio crecer y tomar forma:
lo bautizó Valor.
un capullo estallaba, testigo fiel,
y al instante maduraba un fruto.
Israel lo vio crecer y tomar forma:
lo bautizó Valor.
Buenos Aires (hay viento, y ahora se intuye de dónde sopla)