19 diciembre, 2008

Cuando los sueños fecundan


¿Despertó?
Fue ayer.
Adelante, un camino.
Atrás, más que olvido:
pala al hombro
y pies descalzos,
desnuda el alma,
el cuerpo,
los ojos
decididos.

Frente despejada,
presente de improviso
brisa juguetona entre la selva de su cima
huellas nostálgicas, recuerdos tibios
horizonte tímido
nítido
esquivo.

Manos ansiosas galopando
guerreando junto al músculo de la vida,
brío en la lengua,
oído tensado, atento,
mirada de vidrio, pero cálida
y el quinto sentido, buscando su sino.

Israel detuvo el tiempo,
y respiró el silencio del ave.
- Y así murió el silencio
de la mano de la Palabra.
Dicha.-

"Profeta: ¿dónde?"
inquirió.

Nació el viento bajo sus alas
y al norte le silbó una orden.
Tembló el sol y la luna empalideció:
porque la tierra NEGRA clamaba
e impaciente, se oía su plegaria.
De pronto, una estrella
fugaz melodía susurrada
aliento de vida,
se recostó en la tierra negra
junto a un espino,
y brotó AGUA...
todo un río.

Detrás de una roca calada
y cansada por las edades,
la MUSA, en semilla, mustia,
se irguió en ofrenda,
vestida de hoja,
maquillada de sol y día
sacrificó su promesa de vida.

Mientras la tierra se mudaba
del lugar donde había yacido la estrella
la herida morena se abría en cráter,
la esperanza anhelaba amamantar a la fe.

Sudor y alegría colmaron el útero, satisfecha:
ya estaba preñada la tierra.

Los ojos pesaban
el sueño venció a Israel.

Y al concretarse de nuevo en luz,
más de 2 décadas y 3 primaveras
habían suspirado.

Y ahí estaba ELLA,
la flor más bella,
premio deseado,
coronada de risas
tostados sus suaves pétalos,
turgentes pimpollos,
proporciones pequeñas, perfectas
curvas vestidas de
LUZ
... Y
ANA...

Buenos Aires (percibiendo al cielo llorar de alegría, el tesoro encontrado, la promesa en la cuna... y el insomnio... bien, gracias)